miércoles, 24 de diciembre de 2008

CONTRA EL RACISMO, ANTICAPITALISMO

CONTRA EL RACISMO, ANTICAPITALISMO

La situación social se está deteriorando prácticamente en todo el mundo. Las diferencias económicas, los problemas medioambientales y la crisis económica que golpea el corazón de la economía capitalista están llevando al mundo y al ser humano mismo a una de sus últimas oportunidades. Ahora o nunca: o la revolución social de los trabajadores de todos los países o la barbarie y la destrucción capitalista de la tierra, de la vida y del humano mismo.
En este contexto social, empiezan a proliferar los "salvapatrias": fascistas, nacionalsocialistas, liberales, evangélicos, católicos… Todas las miserias de la ideología burguesa y de su falta de sentido ante la realidad circundante son sólo la máscara del ansia de beneficio y la perpetuación de este sistema de opresión y miseria. Estos agitadores profesionales (pagados por la iglesia, el gran capital, la burguesía más rancia y todos los conservadores de este mundo o simplemente imbéciles y demagogos) invierten gran parte de su tiempo en hablar de sí mismos o de su público y se atreven a denigrar e insultar a los movimientos anticapitalistas y antirracistas con argumentos de colegio. Toda su propaganda no es más que basura demagógica que hay que borrar de nuestras calles.

Los anticapitalistas somos antifascistas por esencia, porque el fascismo no es más que un arma de la clase burguesa contra los trabajadores.
El fascismo es la última defensa de la burguesía contra la revolución social. Con la bandera de la nación (española) pretende frenar a la revolución social internacional y separa, de hecho, a los trabajadores de los distintos países, pueblos y culturas en paquetes al servicio de su burguesía nacional respectiva. El fascismo es la ideología del capital monopolista reaccionario.

El internacionalismo es la respuesta proletaria frente a los esfuerzos desplegados por los diferentes capitalistas para sujetar a los explotados "a la economía nacional" y enviarlos a asesinarse detrás de las banderas respectivas.
Al combatir resueltamente toda opresión o privilegio de una nacionalidad sobre otra, ponemos en primer plano la exigencia de la más completa unión de los obreros de todas las nacionalidades contra el Estado común y las estructuras internacionales del dominio capitalista (UE, ONU…), en todos los terrenos, organizativo, político, laboral, educativo, etc.
En este sentido, el racismo y el fascismo son dos enemigos declarados de la clase trabajadora. Cualquier medida económica tendente a mejorar las condiciones de la vida de los trabajadores a partir de la defensa de la economía nacional sólo conduce a mayores sufrimientos. La producción capitalista entraña condiciones que nada tienen que ver con la buena o mala voluntad de nadie, y que sólo momentáneamente consienten una prosperidad relativa para la clase trabajadora, prosperidad que es siempre, por otra parte, un pájaro agorero de tormenta. El capitalismo está condenado a las crisis recurrentes y las guerras imperialistas.

La lucha contra el capital es la lucha de los trabajadores. La identidad de un pueblo es algo legítimo y todo pueblo tiene derecho a su independencia política, pero la lucha por una identidad nacional o cultural no puede ser la lucha con los explotadores que se amparan en las distintas banderas nacionales. Debemos luchar contra nuestra propia burguesía y su idea de nación. Sólo la revolución social podrá liberar a la clase trabajadora y con ella, a los distintos pueblos, razas y culturas que formamos la comunidad humana.

SOLIDARIDAD DE CLASE.
DE AQUÍ O DE FUERA, LA MISMA CLASE OBRERA
LUCHA POR TU CLASE, NO POR TU PAÍS.

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